Oneex

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Oneex
Rango de poder	Dios
Panteón	Mal
Alineamiento	Neutral malvado
Dominios	• Creación • Forja • Metalurgia • Tierra
Colores	Cyan, Negro y Marrón
Símbolos	-
Avatares	Ninguno conocido
Títulos	Ninguno
Feligresía	Antiguamente duergars y excepcionalmente enanos
Antiguedad	Existe desde los inicios de Eirea
Estado	Exiliado (Iluminado). Presuntamente muerto.

Orígenes

Oneex fue uno de los dioses primogénitos que además poseía las cualidades necesarias para ser un forjador de mundos.

Fue el principal responsable de la creación de Eirea tal y como la conocemos. Todos los planos y sus leyes físicas fueron formados, directa o indirectamente, gracias a su voluntad y su arma forjadora de mundos.

En el principio de los tiempos creó a la raza enana (que después derivó en duergar) y les enseñó todo lo que saben a día de hoy sobre metalurgia y minería. En ellos encontró la adoración y el reconocimiento por su trabajo que ningún otro dios le entregó.

Colaboró con Ishmar en la creación de Eradia, la cuna de la humanidad, y fue un aliado de Oskuro en varias ocasiones, a veces voluntariamente y otras tras ser manipulado.

La Guerra de los Dioses

Oneex tomó un papel fundamental en la Guerra de los Dragones de la Primera Era.

Junto con Oskuro y Osucaru, abrió un portal a la dimensión de los dragones con el fin de traer a varias de éstas criaturas a Eirea para derrotar a los que eran sus enemigos (o, al menos, a los que Oskuro le convenció que eran sus enemigos).

Oneex fue un poderoso aliado de los dioses del Mal, entregando a Oskuro artefactos que debilitaron gravemente a SPP y les permitieron prevalecer en la batalla.

Finalmente, cuando Paris se unió a la contienda, fue arrastrado a la dimensión del Iluminado junto a Lummen y Gestur.

Desde entonces no se supo nada más de Oneex y se supone que fue murió en la otra dimensión.

A principios de la Segunda Era, Gedeón tomó elarma forjadora de mundos de Oneex y la guardó para mantenerla alejada del resto de los dioses que podrían haberla usado de forma que el contínuo de la dimensión peligrase.

La tumba de Osucaru, completamente inexpugnable, encerraba una de las piezas esenciales de dicho arma.

Carácter y ambiciones

Oneex era un forjador de mundos y, como tal, lo que le guiaba era el ansia de crear mundos para que los demás lo poblasen.

Era tranquilo, pero avaricioso. Su maldad solo afloraba cuando le interesaba ganar alguna riqueza y, aunque fue manipulado por Oskuro para luchar contra los dioses del bien, en muchas otras ocasiones colaboró con los dioses contra los que lucharía en el futuro.

Invirtió mucho tiempo deleitándose con las montañas y los materiales en donde él veía gran belleza y armonía.

Puesto que el resto de dioses no parecían compartir sus intereses, creó a los enanos y los educó para que disfrutasen de la misma belleza que él veía en la tierra.

Poderes y dominios

Su naturaleza de forjador de mundos otorga a Oneex con un sinfín de cualidades, las cuales incluyen:

• Capacidad para manipular la energía.
• Capacidad para crear materia de la nada.
• Capacidad para manipular o moldear cualquier material.

Además, demostró grandes dotes en el dominio de la creación, pues creó vida y artefactos capaces de debilitar a los propios dioses.

Adoradores

Otrora fue adorado por enanos hasta que éstos vieron su vertiente maligna y lo rechazaron.

Los duergar continuan adorando a Oneex, si bien al no estar éste presente en Eirea tergiversaron sus doctrinas y enseñanzas.

Sacerdocio

Oneex nunca tuvo sacerdotes. Los artesanos, herreros y mineros eran aquellos que -en tiempos- gozaban de su atención y favor.

Relaciones con otros dioses

Oneex colaboró con todos los dioses durante El Génesis para crear Eirea. Además, se unió con Ishmar para crear Eradia y defender a los humanos de los ataques de Astaroth.

Era cercano a Oskuro, si bien no está del todo claro si era por voluntad propia o porque el Señor del Mal y la Oscuridad fue capaz de manipularle hasta el punto de la indoctrinación.

Siempre se guió por interés y sus conflictos nunca fueron personales, salvo con Astaroth, quien, en más de una ocasión, juró destruir lo que él había creado.

Nunca coincidió con Rutseg en Eirea, pero éste último fue el heredero de su poder.