Historia de Naggrung
La Primera Era - El Nacimiento y la Atadura
La creación
Y en un principio solo estuvo Osucaru en los mares de Eirea. Lugares poco adecuados para la creación debido a su caótica sustancia acuática. Y por ello, Osucaru estuvo solo en su creación de los peces del mar.
Y luego decidió crear seres anfíbios, y con ellos las islas que pueblan el Oceano.
Y para su beneplácito se creó un islote para su trono. Un trono de dos montañas gemelas, Amonlaiven y Amonmuil, en el lejano islote de Naggrung, que significa Trono del Mar, en la lengua de los Antiguos.
Los demonios de Naggrung
No por envidia, sino por diversión, viendo las creaciones de Astaroth, decidió crearse su propia corte de aberraciones. Plagiando prácticamente a cada uno de sus hermanos, logró crear un diverso vergel de seres deformes sin apenas inteligencia y con unas espectativas de supervivencia bastante pobres dado el terreno donde nacieron. Para paliar ésto último, hizo un esfuerzo en levantar un poco más de tierra sobre el mar, ampliando la isla a lo que casi podría considerarse un continente aparte ya. Los seres creados lucharon entre si y llegaron a mezclarse diversificando aún más su potencial, divirtiendo con ello a su creador.
De entre todos los seres, uno destacó entre ellos, llamando la atención de Osucaru. Izgraull el terrible. Una criatura capaz de crear y destruir por igual. Titán entre los demonios creados, su mayor creación fue un bosque casi tan grande como las montañas, y coronando éstas como si fuera un extenso brezal. Osucaru, al ver la creación de su ahijado, destruyó la montaña de Amonlaiven, seccionando con ello el frondoso bosque. La montaña pasó a formar parte de la isla en forma de una extensa cordillera donde antes había agua. Mientras, el despedazado bosque cayó alrededor de la montaña Amonmuil, plantando las semillas de lo que luego serían los frondosos bosques de la isla. Luego de ello, Osucaru acogió a Izgraull en su seno como su propio paladín.
Pasado el tiempo, algunos de los pocos demonios con capacidad cognitiva empezaron a establecer su propia religion para con los dos alzados. E incluso la propia naturaleza que arraigaba en el lugar llegó a adorar su reinado.
La aportación de Osucaru
Osucaru, en un momento de inspiración sin igual, decidió otorgar a los seres de Dalaensar con un regalo poco común. El arte de la música. Creó el arpa y decidió regalarla a los hijos de Amarth. Con éste inesperado legado que dejó en Eirea, decidió inmiscuirse por fin en las disputas de sus hermanos, dejándo tras de sí su trono a merced de su paladín, con el cual estableció un enlace mental para poder seguir en contacto directo con los quehaceres de su reino oceánico. Pero también le otorgó una maldición. No podría salir nunca de la isla, ya que la isla y el son uno desde entonces y hasta el fin de los tiempos. Es por ello que, a partir de entonces, Izgraull reina desde Naggrung sobre las criaturas de Osucaru.
La llegada de los Gnolls
Curiosa fue la llegada de éstos seres desde Dalaensar, ya que fueron enviados más como desidia que no como castigo por Osucaru, el cual encontró dicho poblado en el camino de sus recien creados Halflings. Transportó el pueblo entero, y la fatalidad hizo que aparecieran cerca de donde habitaban los Gigantes más estúpidos de toda Eirea. Los Gigantes de los Hielos. Fue tal la conmoción producida por la repentina aparición de lo que ellos consideraban otra fuente de comida, que la atroz lucha que se dió a cabo desprendió parte de los muros helados que delimitaban las fronteras de los Gigantes con el resto de Naggrung, eliminando todo posible acceso al exterior de los Gnolls, los cuales aprendieron a combatir y a mantener a raya a tan peligrosa raza.
La Desaparición de Osucaru
Fue durante La Guerra de los Dioses, que, viendo que el mundo podía acercarse a la aniquilación debido a su falta de equilibrio, que Osucaru decidió abandonar la dimensión de Eirea, posiblemente, por siempre jamás. Dejando un gran legado tras de sí como fueron Paris e Izgraull. Ese día, llovió lava en Naggrung y un espantoso sonido entre llantos de bebé y graznidos de urracas se oyeron por toda Eirea en señal de la trizteza de Izgraull por su amo perdido.
La Segunda Era - El Descubrimiento y su Crecimiento
Visitantes de la Suboscuridad
Poco se sabe de la leyenda del rey Gnomo, sólo por especulaciones y murmullos antiguos podemos llegar a discernir parte de la verdad. Pero lo cierto es que Naggrung fue nuevamente invadida por seres del viejo continente. Ésta vez, venidos por la suboscuridad en un momento de crisis. La historia revela que una ingente cantidad de fugitivos de los despiadados drow irrumpieron un dia en la isla, liderados por un pequeño Gnomo bastante inquieto. Las leyendas no cuentan cómo consiguió ése pequeño ser rescatar a varias familias de enano, humanos y un sinfín de otras razas de las garras de Lloth y Valkar. Lo cierto es que cuando irrumpieron en la isla, llamaron la atención de su protector Izgraull, el cual, más por curiosidad que otra cosa, protegió a los fugitivos de los ataques provenientes de la suboscuridad. Se dice que dicho Gnomo entabló amistad directa con el propio Izgraull, el cual parece ser la única fuente fiable de lo que pasó realmente bajo el subsuelo. Se dice que en dias de mal humor, Izgraull recuerda la azaña de su pequeño amigo para divertirse.
Las familias enanas, dada la imposibilidad de volver a su territorio natal, se establecieron en el sur de la isla. Mientras, las humanas se expandieron por el este de la isla. El oeste y el norte fueron el baluarte para el otro grupo de razas salidas del averno de la suboscuridad. El Rey Gnomo se quedó con ellos como lider de la diversidad, y mientras el vivió, prosperaron en sus territorios, conviviendo a su vez con los demonios de la isla, los cuales los trataron de igual modo que si fueran otros demonios de Izgraull. Con respeto pero sin compasión.
El tiempo de la segunda era evolucionó e hizo que las cuatro facciones (Gnolls, Enanos, Humanos y el Reino del Gnomo), aprendieran a adorar a Izgraull como benefactor, pues era el único que parecía aceptar las plegarias de los fieles en la isla, aunque fuera de manera impetuosa e inesperada.
Los Elfos. El Nacimiento del comercio
El ataque a Tearolin, la ciudad elfa de Dalaensar, por parte de la Tarasca y los Kuo-toa, hizo que ésta acabara totalmente destruida, en parte bajo las aguas. Ésto genero un éxodo obligatorio a través del mar por parte de los elfos que habitaban la parte sumergida de la ciudad. En la prolongación del viaje, llegaron a las cercanias de Naggrung, en donde fueron descubiertos por Izgraull. Éste, emocionado, decidió enviarles una pequeña bienvenida en forma de Roc, el cual atacó los botes de los elfos con tesón. Izgraull, viendo que se había equivocado, decidió ayudarles transformando en el proceso a la mitad de la población elfa en elfos acuáticos, o tritones, los cuales ayudaron a sus primos a llegar a las costas sanos y salvos. Viendo el potencial que tenía la zona donde habían naufragado, los elfos se adentraron en lo que ahora llamamos el Bosque de Cristal para reconstruir sus hogares, y establecieron una base portuaria en los acantilados, lejos del peligro del roc, con tal de mantener el contacto con sus recien descubiertos primos. Todo ello confluyó a un comercio interisleño entre los elfos de Dalaensar y los de Naggrung, a través de los tritones.
El comercio inicial entre los elfos, acabó ampliándose a un comercio mucho más extenso y estable cuando descubrieron que en la isla también contaban con maestros enanos con los que negociar, y un peculiar reino de humanos hacia el este que parecía estar creciendo.
El Sueño
Es en éstos momentos, antes de que llegara el Cataclismo, que Izgraull decidió dormirse para saber qué era soñar. Muchos Teologos estipulan que podría haber significado una señal de enorme importancia para Oskuro para decidirse a mostrar por fin sus cartas. Ya que el no tener la oposición directa de otra deidad podía ayudarle en su conquista final. Pero para Naggrung, ajeno a las visicitudes del continente, repercutió de forma muy negativa todo esto. Las heladas aumentaron salvajemente, provocando un frio que no puede compararse en toda Eirea, y matando con ello a infinidad de seres en la isla. Además, muchos de los rezos dejaron de surtir efecto, ya que la conciencia de Izgraull estaba viajando por otros mundos desde aquel momento.
Es aquí, donde el asentamiento humano, ya importante de por sí, ganó más terreno en la isla, ya que su capacidad de adaptación como especie les vino de perlas para ingeniarselas tanto en supervivencia como comercialmente. Su comercialización de pieles les dió el punto que les faltaba para convertirse en indispensables para los elfos y los enanos, y empezaron a enriquecerse.
El Cataclismo
Un reino humano comparable con Dendara se establecía en estos dias por la isla de Naggrung. Tenia ya sus propias rutas comerciales portuarias en Bhenin. Su Rey, Agnur I había oido lo que estaba pasando en Dalaensar. Era uno de los pocos seres de la isla que sabía que pasaba, gracias a sus informadores espias. Compadecido por la suerte de los habitantes del resto de Eirea, pero sabedor de que no podía hacer demasiado por ellos sin poner en peligro la seguridad de su propio Reino, envió un mensajero para salvar al menos a los más eminentes y evitar que el sufrimiento de la gente fuese en vano.
El mensaje venido de Naggrung, se propagó rápidamente en Dalaensar, cuyas confusas gentes, sin distinción de raza o religión, iniciaron su éxodo a las playas de Zumelzu, lugar estipulado para el encuentro con los barcos del gran Rey Agnur, el Salvador.
Agnur I no recibió de buen grado el regreso de su mensajero, pues las nuevas que traía no le eran gratas. Miles de personas se habían congregado en Zumelzu en espera de la ayuda de Naggrung. No podría salvarlos a todos y los que salvase aumentarían el número de bocas que alimentar. Cruel pero necesario para su reino, decidió no cambiar sus planes, y sólo tres galeones salieron del Puerto de Bhenin para ayudar a los desgraciados.
En las playas de Zumelzu tenía lugar una sangrienta batalla cuando los mares se agitaron. Aokromes, un poderoso inmortal que había decidido acompañar a los supervivientes de Dalaensar en su éxodo hacia Naggrung detuvo la lucha en un intento de establecer un orden pacífico que pudieran ver los navíos. No sirvió de nada, pues los barcos de Naggrung habían sido tragados por un inmenso tsunami que avanzaba hacia la costa. Hubo gritos, llantos y ofensas a los dioses por la destrucción que habían desatado, pero ninguna de todas aquellas personas intentó huir. La monstruosa ola se los tragó a todos.
La Tercera Era - Las Calamidades
Primeros Años:El Aislamiento
Las consecuencias del Cataclismo fueron mínimas en la isla de Naggrung debido a su relativa
lejanía del continente y al cierre informativo con que mantuvo Agnur I a sus subditos. La población
de Naggrung ignoró prácticamente todo lo ocurrido en el resto de los Reinos: devastación, hambre,
desconcierto...
El rey Agnur I temía que unos reinos arrasados y hambrientos oyeran hablar del esplendor que aun
conservaba Naggrung y decidieran atacararlos atraídos por las riquezas de la isla. El comercio con
el continente se prohibió y todos los barcos fueron vigilados por funcionarios reales. Bhenin fue
literalmente ocupada por la Guardia Real. Los poderes de los clerigos venidos del continente
disminuyeron hasta casi desvanecerse lo que creó gran confusión y desconcierto. Los que conservaron más
intactas sus facultades se congregaron en el templo de la Montaña Solitaria para estar mas cerca de los
cielos e implorar a su dios. Los elfos se agitaron en el norte. Temían algo, lo presentían sus corazones
y aceptaron por tanto el cierre impuesto por Agnur I. Aún así, no consiguieron vivir sosegados y en
paz hasta el día en que fueron arrasados. Al sur, los enanos excavaban cada vez mas profundo. Un anhelo
por llegar hondo, tan hondo que nadie jamás pudiera encontrarlos parecía hacer presa de todos ellos. La
ampliación de sus ciudades subterráneas era constante y a un ritmo trepidante. La falta de contacto con
su dios se hacía palpable.
Durante medio siglo nada se supo de lo que acontecía en Dalaensar, pero el sentimiento de temor fue
haciendose hueco poco a poco en las gentes, que veían como el comercio había caído en picado y
empobrecia sus vidas, y cada vez con mas frecuencia miraban hacia el norte, esperando.
La Primera epidemia
Aconteció un día, que un barco, procedente de Dalaensar, llegó a las costas de la ciudad portuaria
de Bhenin y cambió el devenir de la isla para siempre.
Los tripulantes, una familia de pescadores, viendo próxima la muerte debido a la peste, embarcaron en su
viejo barco de pesca y partieron rumbo a lo desconocido en un intento desesperado de huir de la
epidemia. El destino sopló sobre su vela y los llevó al puerto de Bhenin, en el extremo sudeste de
la isla. Las noticias que trajeron conmovieron a las gentes de Naggrung, que nada sabían, y un
sentimiento de solidaridad empezó a crecer en sus almas.
El joven Rey Agnur II, que llevaba apenas cuatro o cinco años de reinado desde al fallecimiento de
su padre en circunstancias poco claras, hizo traer a la familia de pescadores a Palacio, con la promesa
de que serían atendidos y curados de su mal. Cuando descubrió que todos menos el hijo menor,
Adrafael, de tan solo 2 años, estaban contagiados, los mandó encerrar secretamente en lo mas
profundo del castillo para estudiar su caso y buscar una cura sin posibilidad de propagación de la
peste. Y allí murieron cinco años después sin jamás volver a ver la luz del sol.
Sin embargo la muerte de la familia de Adrafael no fue en vano, pues durante los 5 años que
vivieron, su estudio permitió a clerigos de la Montaña Solitaria, los mas expertos en las artes de
curación de toda la isla, obtener una cura para la plaga, que sin embargo, debido a lo avanzado de su
enfermedad no permitió salvarlos a ellos.
El Rey Agnur II vió como el descontento de su pueblo crecía debido a la incomunicación mantenida
durante medio siglo y decidió hacer apariciones en público con Adrafael para ganarse la simpatía de
los suyos, manteniendo de esta forma, además, la mentira de que su familia estaba sana y salva en
palacio.
Unos años más tarde, sin conocimiento del pueblo, decenas de pocimas con la cura fueron llevadas en
barco al continente desde el puerto de Bhenin, y distribuidas entre los clerigos mas sabios junto
con la receta para fabricarlas, lo que hizo que esta ciudad pasase a ser conocida como "Bhenin la
Milagrosa" en todo Dalaensar.
Todo el que bajó a tierra a distribuir las pociones fue asesinado a traición por orden del Rey antes de
que pudiera volver a subir al barco, pues no podia correrse el riesgo de traer la peste a la isla.. Pero
de esto nada se supo. Y asi, gracias a la intervención de Naggrung, la peste fue erradicada de los
Reinos.
La popularidad de Agnur II creció entre su pueblo que lo ve como un heroe y un gran sabio. Sus
apariciones con Adrafael, al principio mera burla política se hicieron cada vez mas frecuentes. El
niño acompañaba al Rey en todas sus salidas, y éste le cogió sin darse cuenta un gran cariño.
Los años de la tranquilidad
Adrafael, el huérfano llegado por mar huyendo de la peste, llegó a la pubertad y el Rey, aún sin
hijos ni reina, lo adoptó como su hijo y heredero al trono de Naggrung. El pueblo, acostumbrado al
joven príncipe, y encandilados por su bondad lo vieron con buenos ojos. Todos menos el primo del rey,
Delkos, el cual hervía de furia al ver frustrado su acceso al trono.
Algunos cortesanos y nobles pensaban lo mismo y estalló la disputa. Por un lado los seguidores de
Delkos, pocos pero peligrosos y dispuestos a todo, y por otro el pueblo en su totalidad y los
seguidores del Rey en la corte. Para alejar al joven principe de las turbulencias de palacio y del
peligro de su asesinato, Agnur II envió a Adrafael al norte, a vivir unos años entre los elfos
en la Costa de los Truenos, donde su sabiduría milenaria forjó un corazón sabio y valiente en el
muchacho.
El rey Agnur II no podía permitir que se cuestionase su autoridad y amenazó a Delkos con el
exilio si no juraba obediencia al principe Adrafael. Delkos reunió a su gente, renegó del Rey y
de su reino mientras ocupara el trono alguien de sangre plebeya y juró que jamás un seguidor de un
pescador pondría un pie en sus tierras. Asi que marcharon muy al sur donde se establecieron tras las
Cordilleras Del Sur, creando el autoproclamado Reino de Delkos. El Rey ordenó la vigilancia del paso
de las Cordilleras, pero dejó marchar a Delkos y vivir en paz para evitar una guerra civil.
Dadas las necesidades del Reino de Agnur y la buena fama obtenida por su puerto comercial en el
continente, se reestablecieron paulatinamente las relaciones comerciales con Dalaensar, exportando
básicamente comida e importando minerales, excasos en la isla. Bhenin y Rekins'thar cobraron
gran importancia. Bhenin se ergía como el punto de comunicación casi único entre Naggrung y
Dalaensar. Todos los barcos que venían del continente tenían que entrar al pueto de Bhenin, la
Milagrosa, desde donde se distribuían los bienes a todo el reino. Esto dejó grandes ganancias en la
ciudad, la riqueza aumentó y el oro corría por sus calles atestadas de mercaderes y oportunistas.
De esta manera, Bhenin pasó a ser un gran centro cultural y turístico, mientras que Rekins'thar
por su parte, se convirtió en el granero y fuente de riqueza del reino gracias a la comida exportada de
sus campos.
De entre sus visitantes, un grupo de hermitaños llegó a Bhenin y se dirigió al sur, hacia el [[Reino
de Delkos]]. Allí, llegando a un acuerdo, crearon su propia ciudad. La fabulosa y mágica Khiriss. El
porqué fueron precisamente allí es algo que aún nadie ha averiguado a día de hoy. Como hermitaños que
propagaban que eran, desconectaron del mundo y se dedicaron a sus quehaceres, sin apenas dejar
constancia de su presencia. Sólo algunas visitas oficiales pudieron llegar a entrar en la ciudad,
saliendo sus participantes extasiados por las maravillas vividas dentro.
La Segunda Epidemia
La peste llegó a la isla traida por el creciente comercio. El golpe fue inmediato y devastador. Mucho
peor que en el continente. Las gentes de Naggrung no habian sufrido la primera epidemia y no
estaban preparados para ello. Asi pues en apenas dos años la epidemia se propaga por toda la isla. El
anciano rey Agnur II cayó enfermo y murió. Su ahijado Adrafael tomó el mando bajo el nombre de
Agnur III, recordado por siempre como El Justo.
La ciudad de Bhenin pasó de su gran auge comercial a su peor época. El famoso puerto se cerró al
extranjero por orden real y así, tanto residentes como turistas que no han podido escapar de la isla a
tiempo pero que habían sobrevivido a la peste, pasaron por la mayor época de pobreza y miseria que esta
ciudad conoció jamas, quedando sus calles atestadas de mendigos.
Después de seis años de peste en la isla, y ya Agnur III desesperado, un extraño peregrino llegó a
palacio. Su nombre nunca se supo, pues jamás lo reveló.
El peregrino traía consigo una pocion contra la peste, como la fabricada anteriormente para salvar
Dalaensar. La poción fue preparada en grandes cantidadas y distribuida por toda la isla, erradicando
así la peste. El peregrino se convirtió en consejero de Agnur III. Sus consejos fueron muy preciados
para el Rey y sus ideas siempre atendidas. Su sabiduría parecía no tener limite, y toda pregunta
encontró siempre una respuesta en él. Y se cuenta que, por las tardes, justo unos minutos antes de caer
la noche, congregaba a los jóvenes, y no tan jóvenes, de la corte en un gran salón y allí contaba
durante horas y horas hermosas historias de los dias antiguos, cuando el mundo aun no habia cambiado.
Esta fue la época de mayor esplendor para el reino de Agnur. Se ampliaron las ciudades mas
importantes con nuevas maquinas inventadas por El Salvador, se mejoraron los cultivos con nuevas
técnicas de siembra, se agilizó el comercio con nuevos modelos de barcos...
Gracias a todo esto Bhenin alcanzó su segunda época de riqueza y la mayor en cuanto a prosperidad a
lo largo de su historia, volviendo a recobrar su antiguo esplendor en un principio y superándolo con
creces según pasaban los años. Nadie supo nunca de donde vino El Salvador ni porqué hizo tanto por
Naggrung, pero las gentes siempre le amaron y él siempre se dejó amar.
Años más tarde, en su vejez, Agnur III contrajo matrimonio con una jovencísima muchacha de apenas 17
años. Mirandae, La Hermosa, la cual, a pesar de su juventud, caminaba con paso firme y sangre de
hielo.
La Guerra de las Mil Lagrimas
Los relatos sobre ésta época son numerosos y contradictorios. Pero los hechos acaecidos en ella más
importantes fueron sobretodo desastrosos para la isla.
La Guerra de las Mil Lágrimas dió a Naggrung la fama de maldito que tiene actualmente.
La contención
Durante años la isla permaneció prácticamente tal y como la dejó la guerra. La mayoria de los
supervivientes permanecieron escondidos sin atreverse a dar la cara por temor a nuevos ataques. Pero los
servidores de Seldar ya habian cumplido su misión, que no era de conquista sino de búsqueda. Un
búsqueda frustrada que no habia obtenido mas resultado que miles de muertos. Asi que los demonios
permanecieron en el castillo y sus alrededores pero no se extendieron por el resto de la isla. Salvo
hacia el oeste. Pues en el oeste se levantó un templo. Un templo maravilloso y terrible, creado por
magia negra. Un templo bellísimo creado para la adoración de Seldar. Y al frente del templo se colocó al
mas diestro de los Sacerdotes Negros que había en la isla. Al temido Ankhalas de tan solo 17 años.
Dos hechos destacan de ésta epoca.
El primero es la irrupción de los elfos en las reyertas de los demonios,salvando así a un personaje
clave en la historia de Naggrung, Jinng
El segundo hecho fue la construcción de la nueva Bhenin, ahora llamada Keel. Los nuevos reinos
que resurgían en Dalaensar, aprovechando la situación de maldita de la isla, decidieron que
Naggrung era el sitio ideal para llevar a sus criminales más peligrosos a modo de castigo para que
vivieran sus últimos años allí. Cuando llegaban allí, se encontraban con unas ruinas poco acojedoras,
falta de comida y ataques constantes de todo tipo de demonios, tanto los hambrientos nativos de la isla,
como los de Seldar. Poco a poco, éstos párias fueron organizándose para sobrevivir a tales
adversidades. Algunos se hicieron cazadores de renombre, otros buscaron por mar lo que no encontraron en
la isla. Otros, simplemente sobrevivían. Pero con el tiempo, la fortaleza de Bhenin acabó siendo una
realidad que cortó el acceso hacia el este a los demonios de Seldar.
El Resurgimiento
El resto de supervivientes, alentados por años de paz, decidieron salir de sus escondites y rehacer sus
vidas y sus ciudades.
Los pocos elfos supervivientes malvivían al norte en su ciudad de casas flotantes ya totalmente
terminada y establecida en la Costa de los Truenos, desde alli los elfos podían pescar y de eso vivían
en su mayoria.
Al sur, donde antes figuraba el Reino de Delkos, los pocos supervivientes, sin lideres ni leyes
firmes en que apoyarse habían vuelto lentamente a un estado de absolutismo y barbarie. La ley del mas
fuerte imperaba en estas tierras y las luchas por la escasa comida estaban al orden del dia. Destacan
entre éstas comunidades los poblados de Nalaghar, Nortam, Nazgra y Northrien, éstos tres últimos siempre
en conflictos de zona.
Los demonios de Seldar, hartos de fracasar en sus intentos de acabar con un reducto de chusma
desorganizada en Bhenin, decidieron planear un ataque a gran escala. El resultado fue una lección
para ellos, ya que vieron que no estaba tan desorganizada como parecía. Poco a poco, una sociedad fue
configurándose en forma de cofradía como sólo un grupo de convictos podrían imaginar, y para resaltar su
origen barriobajero, cambiaron su nombre por Keel, la Ciudad sin Ley.
Mientras todo esto acontecía, un pequeño temblor se produjo cerca del bosque blanco, abriendo un sendero
hasta ahora inóspito que llevó a la aparición de Danarpe en la vida de Eirea. Éstos Gnolls,
territoriales y bastante sanguinarios, demostraron en poco tiempo ser otro dolor de cabeza para los
demonios de Seldar. Sin embargo, maravillados, pero temerosos, como estaban al vislumbrar el mar,
consiguieron llegar a un acuerdo de no agresión con Keel con la que comerciaron a partir de entonces
con los pocos productos que podían ellos ofrecer, como cabellos de gigante para los nudos de los barcos.
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