Rondath
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Rondath es un Monje Välar de Eldor nacido el 2 de Naibind del 238 de la Tercera Era.
Infancia
El de su nacimiento no fue un día cualquiera, pues como venía siendo habitual en las últimas semanas, la aldea situada en el bosque de Aethia estaba siendo atacada por numerosos aldezhim. Por si fuera poco, había días en los que llegaban hordas de goblins y gnolls, los cuales siempre se iban con varias cabezas de los habitantes del pacífico pueblo Eldor. Otros nacimientos tuvieron lugar en esos días, pero sólo la suerte y la astucia de su progenitora hicieron que este nuevo eldörian fuera el único bebé superviviente, escondido junto a mujeres y niños en unas cuevas cerca de la aldea.
Poco a poco, los experimentados soldados eldörian, con la ayuda de Monjes Välar y Arqueros Aranäe, iban superando los ataques de los aldezhim. Cada vez eran menos frecuentes estos ataques, y la comunidad empezaba a tener un halo de esperanza y tranquilidad. Mujeres y niños empezaron a salir de las cuevas.
Con el paso de los días, el guía de Eldor anunció que tenían que estar preparados para futuros ataques de aldezhim, así como de otros posibles enemigos que pudieran surgir. Así que propuso entrenamiento en el arte de la lucha a mujeres y niños. Fue entonces, cuando con apenas cinco años, Rondath empuñó su primer bokken. El niño parecía aprender muy rápidamente los conceptos, y con poco tiempo aprendió a manejar con soltura algunas armas.
Los ataques cesaron durante bastante tiempo, los aldezhim se habían debilitado, y el resto de Eirea no parecía tener interés en la comunidad eldörian, y éstos tampoco se planteaban salir de sus tierras.
Adolescencia
Con el paso de los años, Rondath se convirtió en un chico muy tranquilo y apacible.
Fue hablando con Verdstën, el tutor de aprendices, en el templo situado en Avharanna, cuando se convenció en dedicar su vida a la concentración ya que así, le había explicado Verdstën, alcanzaría una perfecta sincronización entre la mente, el alma, y el espíritu; hecho que le parecía del todo fascinante.
A base de dedicación y esfuerzo, empezó a conocer el comportamiento de su cuerpo, siendo capaz de controlar sus estímulos e incluso provocarlos, así como el de su mente. Esto, y la ayuda del Monje Instructor del templo, le sirvió para aprender los movimientos khaldar, un arte de combate cuerpo a cuerpo de forma desarmada capaz de noquear a los más duros adversarios.
Durante las enseñanzas recibidas, y gracias a la influencia de Verdstën que le contó toda la historia del nacimiento de Eldor y como Hiros les guió a la salvación, fue cultivando su fe, hasta el punto de convertirse en una persona exageradamente devota. Rezaba mucho, muchísimo, hecho que fue recompensado por su adorado Dios en forma de concesión de multitud de hechizos.
Además de su fe, el conocimiento de las fuerzas de la Naturaleza y del cuerpo humano que había adquirido con el tutor, le permitió desarrollar técnicas para curar su cuerpo y sanarlo de enfermedades. Estaba convirtiéndose en un auténtico Monje Välar.
Para coger experiencia en combate y practicar los nuevos conocimientos obtenidos decidió ir a Arilven. Allí se reuniría con el viejo Howe, administrador de tareas del poblado, el cual tenía muchas faenas preparadas para él. Ante el asombro del viejo, Rondath iba superando las pruebas rápida y eficazmente, hasta el punto de que decidió tallarle un bastón especial que le acompañaría a lo largo de su vida.
Edad adulta
Una vez superadas todas las pruebas, el aún jovencísimo Rondath decidió dejar Eldor y explorar algo de mundo. Al contrario que la mayoría de eldörian, él estaba dispuesto a viajar y estudiar los movimientos del resto de culturas de Eirea, para estar preparado ante un posible ataque de cualquier insensato.
Viajes por Dalaensar
Horrendas sorpresas se llevó en más de una ocasión durante sus viajes, pues al parecer razas malignas y sin escrúpulos se cruzaron en su camino en más de una ocasión. Primero para ser derrotado por Shekkar y Sharzug, gnoll y goblin respectivamente, contra los que no tuvo opción alguna, y luego para sucumbir ante el poder de un rastrero Sacerdote de Seldar, Dolcar, que le atacó mientras dormía. Éste último, de hecho, ya había causado la muerte de varios hermanos suyos, y como cualquier otro asesino de eldörian, sería perseguido hasta la muerte.
Estas derrotas le hicieron pensar en que tenía mucho que mejorar aún, si algún día decidiera vengar la muerte de sus hermanos, o si su aldea fuera atacada de nuevo. Así que invirtió 20 horas diarias en mejorar sus técnicas, durmiendo únicamente 3 horas al día durante varios meses, en los que apenas vio la luz del sol, pues este duro entrenamiento lo llevó a cabo en cuevas habitadas por monstruosas aberraciones que le hacían plantear retos realmente difíciles.
Venganza sobre Seldar
Pasados dos años, decidió salir en búsqueda del rastrero adorador de Seldar para batirse de nuevo. Esta vez, la cosa cambió mucho, no hasta el punto de salir victorioso, pero si dejar muy tocado a su adversario, en lo que podría considerarse un empate y que dejó seriamente atemorizado a su rival.
Viajes junto a Phapho
Para seguir comprobando sus progresos le propuso a otro monje, Phapho, ir juntos durante varias jornadas a probar su poder contra poderosas criaturas. Así pues, se pusieron manos a la obra y partieron por el sur de Eldor, atravesando el bosque de Thorin. Siguieron hacia el oeste hasta Anduar y a continuación se introdujeron en el peligroso desierto de Sharframna. Tras calurosas horas subiendo y bajando dunas consiguieron llegar a los Riscos del Ocaso. Sabían por rumores que por allí cerca se escondía un poderoso chamán Garfitre, el cual iba a convertirse en su primera prueba. Después de una intensa búsqueda, encontraron la cueva donde se escondía, y se encararon contra él. A pesar de la guardia que protegía al chamán, no les resultó demasiado complicado deshacerse todos ellos, hecho que les dibujó una amplia sonrisa en su cara; se sentían realmente poderosos.
Fue entonces cuando partieron en búsqueda de un enemigo mayor. Habían escuchado durante su paso por el bosque de Thorin, que en el bosque de Maragedom aparecía por las noches un terrorífico ser de ultratumba: Sheeta, la bashee. Caminaron durante muchos días hacia el norte hasta llegar a su destino, donde se iban a enfrentar a un reto realmente complicado. Se prepararon, concentraron sus mentes y cuerpos en perfecta armonía, y se lanzaron al ataque. El resultado esta vez fue realmente malo; por más que intentaban dañar a aquel monstruoso ser, no había forma alguna. ¡Era inmune a su daño! Tristes esta vez, se volvieron hacia Eldor en busca de consuelo entre sus queridos hermanos, para preparar la próximaaventura.
Actualidad
Con la sed de venganza de su amado pueblo Eldor, pero con la serenidad y disciplina que le describen, seguirá en el perfeccionamiento de sus técnicas de combate durante mucho tiempo para algún día vengar la muerte de todos los eldörian asesinados. Todo el dolor sufrido por su pueblo natal, le ha conferido un odio acérrimo hacia los goblins y gnolls, así como a los aldezhim. Todos ellos, sin excepción, morirán en sus manos algún día. Cuando haya acabado con todos ellos, se dedicará al estudio del agro y a la defensa de Eldor.