Raigy
Raigy J'Zhadra es un Shamán de Mor-groddûr nacido el 1 de Sayelie del 184 de la Tercera Era. Actualmente recorre el mundo en solitario. Contar su historia es contar la historia desde poco después de El_Cataclismo hasta nuestros días.
Infancia
Llevar el apellido J'Zhadra no será fácil, suponemos que pensaría el pequeño Raigy, y así lo fue. Descendiente de uno de los grandes Shamanes de la Segunda_Era (Nephilim) desde bien pequeño intuyó la responsabilidad de llevar ese apellido con orgullo, honor y evidentemente con respeto y hasta cierto miedo.
Como correspondía a su posición, tuvo que esforzarse al máximo en el aprendizaje de determinados hechizos que mal planteados podrían costarle incluso la muerte tan joven. A veces, entre palizas, latigazos y todo tipo de maldades propias de la raza Goblin mientras realizaba su aprendizaje, recordaba a su padre, a veces mientras intentaba conciliar el sueño, que pocas veces llegaba de una manera profunda, se le aparecía su espíritu y sentía como si una fuerza nueva lo embargara.
Raigy no conoció a sus padres o no los conoció como normalmente los demás niños los conocen y pasan su infancia con ellos. La referencia a su querida madre ni existe en su memoria, desplazada siempre por el espíritu de su padre y a éste digamos que no lo conoció 'físicamente'.
Durante los primeros años de su entrenamiento en Mor-groddûr conoció a la que más tarde sería su amada esposa (Riccah), una Goblin bastante atractiva para su raza y además con un genio que pocos podían soportar.
Desde bien pequeño destacó en la realización de complicados hechizos y rituales ancestrales y cómo si el tatuaje que llevaba en el brazo le insuflara más poder, conseguía invocar a los más terribles Ancestros del Abismo. Este tipo de rituales le llevó poco a poco a adquirir un conocimiento acelerado de gran cantidad de hechizos e invocaciones pero también le llevó a una degradación prematura de su estado físico.
No todo fue estudio y dedicación en esta etapa de vida, también hubieron momentos de diversión y juegos con su compañera Riccah, momentos que poco a poco fueron influyendo en lo que sería una unión sin precedentes entre la raza goblin. Riccah era revoltosa, despierta y muy vivaz, hasta tal punto que destacaba y de alguna manera complementaba el carácter más tranquilo de Raigy. Fue ella la que le obligaba de vez en cuando a apartarse de sus estudios y salir de la Torre Negra de Mor-groddûr a buscar aventuras, es entonces cuando empezaron a descubrir el mundo de Eirea y cuando desde entonces no se separaron más hasta el trágico desenlace.