Mago-ladrón

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Mago-ladrón
Tipo Hechicero, Bribón
Atributo principal Destreza
Progresiones BO: Normal
BE: Muy alta
BP: Pésima
Esquiva crítica -
Parada crítica -
Vida por nivel -
Energía por nivel -
Penalizador de XP -
Habilidades Sigilar (1)
Esconderse (2)
Apuñalar (5)
Desactivar trampa (7)
Estudio arcano (8)
Robar (12)
Trampear (16)
Memorizar (30)


Los Mago-ladrones (singular: mago-ladrón) son una multiclase que combina las de Hechicero y Ladrón. Por ello, nunca alcanzarán el poder arcano de un auténtico hechicero, ni la maestría en el subterfugio de un ladrón.

Descripción

Esta clase está formada por aquellos amantes de lo ajeno con la suficiente inteligencia y capacidad arcana como para ayudarse de pequeños hechizos y sortilegios en sus incívicos propósitos.

Es una multi-clase que intenta abarcar dos disciplinas diferentes —pero no incompatibles—, por lo que nunca llegarán a ser tan diestros como un ladrón, ¡y muchísimo menos tan poderosos como un hechicero!

Por ejemplo: sus puñaladas no son tan mortíferas y su acceso a la Magia Arcana es bastante limitado. Pese a ello, el éxito en el aprendizaje arcano dota a los mago-ladrones de su habitual altanería y prepotencia, ya que miran por encima del hombro tanto al resto de bribones como al resto de usuarios de la magia. Gozan de un dominio pobre de escuelas de escaso poder, ¡pero gracias a su habilidad Estudio arcano pueden llegar a dominar hechizos realmente poderosos y dañinos!

Contexto histórico

La clase mago-ladrón surge en la Cuarta Era al haber alcanzado un número considerable de ladrones el suficiente dominio de las artes arcanas. Acerca de esta intrusión profesional, el hechicero Belneiros el Azul escribió lo siguiente:

Ocurre que, muy de vez en cuando, algún hechicero tentado por la avaricia se da a delitos menores -que no por ello menos soeces y viles- tales como el hurto, el escamoteo, la ocultación y el engaño. Pese a caer en semejantes despropósitos, estos hechiceros no pierden la orientación de cuál es su profesión: serán a partir de entonces magos abyectos e infames, sí; pero hechiceros al fin y al cabo.

Por desgracia ocurre también que, muy de vez en cuando, algún ladrón tentado por la avaricia y el anhelo de poder se entromete en asuntos de magos: invierten los botines de sus abominables actos en mejorar sus conocimientos sobre magia, leen pergaminos robados en sangrientos asaltos a tiendas de hechicería, e invierten sus energías en iniciarse en artes que jamás deberían haber quedado a su alcance.

La diferencia es que estos seres desviados sí pierden la razón y olvidan que sólo son unos vulgares rateros. Han catado la ambrosía arcana de la magia y la buscan sin cesar cual adicto al anthalas, sin reparar en el número de vidas que tengan que llevarse por delante. Son altivos, prepotentes y ambiciosos. Miran por encima del hombro a otros rateros puesto que creen haber alcanzado una cota mayor de poder; desprecian también a los propios hechiceros puesto que nunca llegarán al dominio de la magia arcana del que gozan. Son almas atormentadas por la ambición y el deseo de poder, repudiados -y a veces hasta temidos- por sus conciudadanos, conocedores mundanos del subterfugio y de las nociones básicas de lo arcano.

Se hacen llamar mago-ladrones, pero mi opinión, amigo mío, es que son parásitos de la magia que deben abandonar de inmediato sus actividades infames.

Escuelas

Tienen un acceso bastante limitado a aquellas escuelas que —por su origen bribón— más les convienen:

Penalizaciones

Los mago-ladrones sufren las siguientes penalizaciones, entre otras de menor relevancia, por tratarse de una multiclase:

  • Coste extra de experiencia para subir de nivel.
  • Daño de la habilidad Apuñalar reducido.
  • Penalización a bonificaciones generales de ladrón: esconderse, sigilar, robar, etcétera.

Referencias