Cambios

Su señor y el código de caballería les obliga a cumplir ciertas virtudes. Si en algún momento caen en desgracia y fallan a alguna de ellas, cualquier dios o tribunal del honor está en derecho de despojarle de hasta 3 de sus puntos de honor en función de la gravedad de su falta. Cualquier antipaladín condenado tiene derecho a un juicio justo y, en casos extremos, a disponer sus problemas al consejo de inmortales via mudmail (mail consejo). Los antipaladines están obligados a gozar de las siguientes virtudes:

La cobardía es un signo de debilidad y Seldar castiga a los débiles. Bajo ningún concepto está permitido que un Antipaladin sienta miedo, considerándose una falta al código el hecho de que lo manifieste abiertamente o rehuse uno de sus deberes por falta de arrojo.

La crueldad es una de las bendiciones de Seldar para fortalecer a sus seguidores, haciendo que triunfen allí donde los más benévolos fallan. Un Antipaladín ha de ser capaz de perpetrar actos de crueldad sin rechistar; ser incapaz de asesinar a condenados o familiares que se hayan salido del camino o hacer la vista gorda a faltas leves en sus seguidores son ejemplos de falta de crueldad.

Seldar no permite que sus seguidores no sigan a rajatabla sus doctrinas, por lo que cualquiera -hasta el propio caballero- ha de doblarse ante la autoridad de las leyes religiosas, locales o imperiales por encima incluso de su bienestar personal. Negarse a obedecer la ley religiosa o social del lugar en el que se encuentre es una falta grave de esta virtud.

Los antipaladines no soportarán, bajo ningún concepto, la cercanía de iconos, personas, invocaciones, lenguas, hechicerías, monedas, armas, ciudades, armaduras o escudos que no tengan una relación amistosa con los ideales de su Señor. Practicar idiomas blasfemos, blandir armas enemigas o mostrar iconos de otras religiones son muestras de falta de intolerancia.

Un Antipaladín ha de tener fe en Seldar y cumplir con sus menesteres religiosos siendo estos considerados como la oración, confesión, donación y protección de los ideales -e instalaciones- de su iglesia. Cualquier excepción será considerada como una falta grave del código de caballería.

Un antipaladín ha de velar por la seguridad de cualquier miembro de la iglesia de Seldar, de toda tierra Imperial o Seldarita y de todos aquellos que dependan de él. Abandonar a un compañero en apuros, faltar a la defensa de una ciudad o ignorar la petición de ayuda de un noble subordinado es una carencia de esta virtud.

Todo Antipaladín ha de reconocer las gestas honorables de cualquiera, sea amigo o enemigo y aprender de ellas para enriquecerse a nivel personal, demostrando al mundo que el combate de Seldar es el más honorable. Por ello no puede cometer faltas graves que dañen su reputación: jamás cabalgaran monturas indignas, nunca atacarán a objetivos indefensos (recién resucitados, jugadores novatos, jugadores caídos, enemigos indefensos) a los que no hayan avisado con cinco minutos de antelación, nunca faltarán a su palabra (a amigos o enemigos), aceptarán sin rechistar cualquier desafío lanzado por un caballero enemigo cuando las huestes del antipaladin sean superiores a las enemigas y combatirán cuerpo a cuerpo sin utilizar armas de proyectiles.

Un antipaladín ha de mantenerse fiel a las virtudes del códice y a sus deberes religiosos, dándose cuenta de jamás podrá ser perfecto pero el hecho de esforzarse por hacerlo honorificará su espíritu y influirá en los que le rodean. Por ello estará obligado a interpretar, por mal que lo haga, cuando un caballero enemigo entable con él una conversación en la que interprete a su personaje.