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Primera Era

43 bytes añadidos, 19:23 18 oct 2016
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En la '''Primera EdadEra''' fueron creadas las diferentes razas que habitan los reinos.
==El nacimiento==
 
===Las plantas===
Los primeros seres fueron las plantas concebidas por la unión de los poderes de todos los dioses primogénitos de [[Eirea]]. Por esa razón ostentan el mayor cúmulo de virtudes. Fueron creadas de la misma tierra de la que se alimentan, y son las únicas capaces de crear verdadero alimento para los demás seres, las únicas con poder real para moldear la tierra a su antojo. Su nivel de conciencia es superior, aunque no fueron dotadas de la virtud del habla ni de la capacidad de transportarse.
===Las plantasLos ents===
[[Lummen]] tenía la idea de que podían existir seres capaces de moverse por el mundo teniendo una mayor capacidad para afectarlo que las plantas. En ello puso Lummen parte de su espíritu haciendo "despertar" a algunos de los árboles más grandes de Eirea. Los Ents entienden mejor que nadie la concepción inicial del mundo, y entienden que no deben modificarlo a la ligera, es por ello que han influido poco en la historia, y quedan escasos miembros de su raza, ya que aunque dotados de una vida inmortal su capacidad para reproducirse es limitada y muy lenta.
===Los entsanimales===
Viendo [[Gestur]] a los impresionantes [[Ent|ents]], se le ocurrió que podría haber más seres que se movieran y habitaran los bosques de Eirea y pudieran disfrutar con ellos y el pudiera demostrar su capacidad para igualar la obra de Lummen. Así, Gestur le comunicó su idea a Lummen, que decidió ayudarle con su creación, y entre ambos crearon a la mayor parte de los animales que pueblan Eirea, unos seres capaces de moverse y aprovechar todo lo que en ella crecía. Disfrutaron haciendo gran cantidad, todos diferentes, creando la gran diversidad de Eirea, haciendo algunos pequeños y otros mayores. [[Spp]] viendo a los animales y llenándose de alegría por la vida que habían creado Gestur y Lummen, decidió intentarlo por su parte dando vida a criaturas similares a las que esculpía en sus largas horas de espera en el Nexo; sin embargo su poder no puede compararse al de los grandes dioses y su creación no resultó ser como esperaba, pero dio lugar a los reptiles.
Mientras tanto, los humanos empezaron a diferenciarse en diferentes castas. Por un lado los humanos que primero confiaron en los elfos y se aliaron con estos para luchar contra los drows, fueron los primeros en viajar a Dalaensar y tras las primeras '''Guerras Drow''' convivieron durante años junto a los elfos ayari de los que aprendieron el arte de la forja, la ciencia, la guerra, la literatura, la música y la magia, estos humanos serían conocidos como darunlay, los hombres nobles.
Posteriormente una catástrofe natural sucedió en Eradia, en verdad a causa de las ardides de Oskuro. Los humanos que no quisieron aliarse con los elfos y se quedaron en la isla pidieron ayuda a los dioses de forma insistente y arrogante, y por ello Oskuro convenció a los demás para castigarles, cerniendo sobre ellos la maldición del toro. De ese modo las facciones humanas que se consideraron egoístas con los dioses fueron encerradas en el Laberinto, y convertidas en un híbrido parecido a un toro humanoide, los [[Minotauro|minotauros]]. Los demás humanos huyeron hacia Dalaensar, y se vieron obligados a abandonar por completo Eradia, siempre temerosos y sin explicar jamás lo que les ocurrió a sus hermanos. Ocuparon todos sus navíos con lo imprescindible para crear un nuevo asentamiento en el continente, y quienes pudieron ocupar una plaza en los [[Barcos|barcos ]] pudieron sobrevivir.
Nada se supo de quienes se vieron obligados a quedarse, y no hubo jamás noticia de que nadie volviese. Los humanos, agrupados en tribus, se dividieron en varios grupos, según la dirección que decidieron tomar. Las primeras tribus que pisaron el continente fueron las que viajaron hacia el noreste esquivando las líneas de islas que separaban la isla del continente; allí se dispersaron y fundaron varias comunidades humanas, entre las que con el tiempo sobresalió la urbe de [[Anduar]] conocida como nexo de razas y culturas, y fueron conocidos como los adhurn; llegaron a crear grandes lazos comerciales con todas las razas y comunidades humanas, convirtiéndose así su idioma en el común a todo el sur de Dalaensar.
Las tribus más aventureras decidieron viajar lejos al oeste dando la vuelta al mundo hasta que arribaron, después de muchas penalidades, a las costas orientales del continente conocidas como Costas del Mar de Plata, a una bella península donde fundaron una gran ciudad portuaria conocida como Ermite; siglos más tarde fundarían una gran fortaleza más al norte sobre un montículo que coronaba un gran valle y que finalmente les haría ganarse el nombre de takomitas. El tercer grupo de tribus viajó hacia el norte, pero no tuvo tanta suerte como adhurn y takomitas, se vieron envueltos en grandes tormentas, y la mayor parte de la flota fue destruída, unos cuanto [[Barcos|barcos ]] lograron llegar al norte del continente de Dalaensar y algunos náufragos lograron llegar a nado a la occidenal Costa del Viento Ígneo; todas estas tribus segregadas y poco organizadas, fueron vistas con el tiempo como salvajes por el resto de sus hermanos, dando lugar a los bárbaros del norte.
==La Guerra de los Dragones==
Oskuro incita a Lloth a salir de la [[Suboscuridad]], pero esta es reticente a volver a aliarse con Oskuro pues este ya le traicionó una vez. Pese a ello los drows arrastrados por su sed de sangre y el odio hacia todos los seres de la superficie son instigados a atacar por las noches los asentamientos especialmente de elfos dando lugar a las segundas Guerras Drow. Oskuro es consciente del poder de sus enemigos y no quiere enfrentarse cara a cara para controlar Eirea, se hace aliado de Astaroth para que juntando sus huestes puedan arrasar Dalaensar y convence a Oneex para que les apoye. Así entre los tres abren por primera vez un portal a la dimensión de los antiguos dragones y pacta con algunos de ellos para que ayuden a sus huestes a destrozar a humanos, elfos y enanos. De este modo llegan a Eirea los grandes dragones Valcus el negro, Derethnen el verde, Onerian el rojo y Eyner el amatista. De ellos Valcus era el más poderoso y cruel, y Eyner demostró no ser del todo afín a los planes de Oskuro y acabó traicionándolo. Pese a las reticencias de GedeonGedeón, finalmente Gestur, Lummen y Osucaru viajan a la dimensión de los dragones y liberan a aquellos que les juran lealtad. Así fue como llegaron los dragones dorados, de oropel, de bronce, de cobre y argénteos a Eirea.
Las luchas entre los dragones de Astaroth, Oskuro y Oneex y los de Gestur, Lummen y Osucaru provocaron grandes estragos en Eirea. Todos los mortales sufrieron el poder desmesurado de los dragones y se vieron castigados por su aliento y su poderosa magia que les otorgan una gran capacidad de destrucción. Muchos mortales murieron, hasta que ante tal devastación Gestur, Lummen y Osucaru decidieron tomar cartas en el asunto y enfrentarse directamente a Astaroth, Oskuro y Oneex.
Los dragones que sobrevivieron a la contienda se escondieron en su mayoría para no llamar la atención, algunos de ellos entraron en un estado de hibernación y otros se dedicaron a acumular tesoro arremetiendo esporádicamente contra las poblaciones cercanas a sus guaridas.
Gedeon Gedeón entristecido por los hechos acaecidos que han dejado el mundo totalmente devastado decide apartarse de los demás dioses y se retira a la isla de Eradia donde en una de sus pocas intervenciones en Eirea, perdona a algunos de los minotauros que muestran arrepentimiento y les ayuda a salir del Laberinto. La raza de los minotauros prospera en Eradia, de donde nunca han salido, y permanecen conservando su forma de toro con gran orgullo como señal del castigo que han cumplido.
Lloth aprovecha el momento de debilidad de Paris y Oskuro que se están recuperando y extiende sus influencias en la superficie seduciendo con gemas y otros tesoros a un grupo de enanos, dando así origen a la raza de los duergar. Con ellos y sus fieles drows, la Diosa Araña, arremete una y otra vez contra los seres de la superficie, sembrando el miedo sobre los desprotegidos mortales, que han de enfrentarse solos a su amenaza. Pese a ello Lloth nunca logra hacerse con el control de la superficie ya que el Sol impide continuamente a sus seguidores conquistar los reinos de humanos, elfos, enanos y orcos.

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