Bendorf

Bendorf, la ciudadela duergar, es un fortín casi inexpugnable defendida por su temido ejército marcial. Todo ha cambiado en la suboscuridad, obligándoles a evolucionar a marchas forzadas para sobrevivir. No tanto por el Cataclismo, que les azotó con virulentos y devastadores terremotos, como por la posterior guerra apocalítica contra los Illithid, en la que se vieron obligados a pactar con los drows para subsistir, y la ulterior guerra civil entre diferentes facciones duergar por controlar el poder de la ciudadela. Hoy día, los territorios que engloba Bendorf tienen una fisonomía muy diferente a la del pasado, principalmente, debido a los terremotos del Cataclismo, que les obligaron a buscar nuevos terrenos en el corazón de la suboscuridad. Así, al este de la ciudadela se encuentra el mar interior de Abern Mord, creado durante el Cataclismo por las numerosas filtraciones que provocaron los terremotos; al oeste, el bosque de hongos gigantes de Sherd'Al Gorot, patria de los micónidos, que les separa del territorio de las sucias criaturas Illithid; al norte, las nuevas minas de obsidiana que substituyeron a las antiguas que se desmenuzaron como castillos de arena tras las primeras sacudidas de los terremotos; y al sur, Haloroth, nuevo hogar de los drows tras abandonar Tzerneelle'dol. Tan sólo la ciudadela fortificada de Bendorf, un prodigio de la arquitectura subterránea, persiste, más o menos, en el mismo lugar. La población duergar, vive hoy, tras sobrevivir a dos brutales conflictos bélicos, tiempos de paz, permitiendo al pueblo volver a cultivar hongos, explotar las minas de obsidiana o sacar a pastar sus rebaños de rothés, mientras los más jóvenes sueñan con formar parte del emergido y todopoderoso ejército duergar y los 3 clanes supervivientes a la guerra civil se tienden un pulso por gobernar la ciudadela.